La pequeña maleta quería ir a la India, pero era tan juguetona que por el camino se entretenía.
Paró en París y pasó por muchos departamentos y no daba con su dueño, ella sabía que él la estaba esperando, pero el dueño no aparecía y a la maleta se le hacía largo, largo y aburrido, por eso cada vez se hacía mas pesada, y a su compañero de viaje preocupaba, pues no veía el momento en que la maleta se reecontrase con su dueño.
Pero un felíz día, al parecer, la maleta tuvo un descanso en un lugar en el que decían pronto embarcaría hacia la India, su compañero de aventuras se sintió felíz de que la maletita cumpliera su sueño, pronto estaría con Roberto! su legítimo dueño; pero oh! desgracia!, a muchos kilómetros se dieron cuenta que faltaban las llaves que desvelarían a su dueño las cosas que llevaba dentro, pero no pasó nada, su candado era fácil de abrir y las últimas noticias que nos llegaron eran que ya todo estaba arreglado. ;)

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